A los hijos de la chingada no les basto con romperme una botella en la cabeza, patearme y arrastrarme, sino que me clavaron dos puñaladas certeras, una atravesó mi riñón izquierdo, la otra casi perfora uno de mis pulmones. No fue culpa de ellos, tampoco mía, simplemente me encontraba en el lugar equivocado, a la hora incorrecta, como casi siempre. El cuarto de hospital no esta mal, amplio, sky, aire acondicionado, olor a cuarto nuevo de hotel, buen trato, doce mil pesos al día jeje. Lo que me caga es el cuadro que tengo enfrente de mi cama, una selva con cielo azulísimo, jirafitas, rinocerontitos, leoncitos, un arroyo verdoso, niños pendejos diciéndole adiós a un globo aerostático. Me encuentro en el séptimo piso, exclusivo para niños, no se puede dormir aquí, un mocoso ha llorado toda el día, nació con problemas respiratorios, el otro se cayó de cabeza de un aljibe. Lo que no saben es que yo deje de ser un pinche niño. Nací adulto, pero ni mi madre, ni mis hermanos, ni abuelos ni nadie, puede entenderlo. Culpan a mis amigos de malas influencias, pero... ¿quién influyó en mi cuando sin querer le pique un ojo a un compañero de primaria?... nadie... simplemente él y su ojo se encontraban en el lugar equivocado a la hora incorrecta como casi siempre. O cuando me agarro la tira grafitiando un puente dizque en zona federal, lo cierto es que yo no fui, dos amigos lo hicieron, les temblaron las chichis y yo me eché la culpa.
Pase cuatro meses en el Tutelar para Menores, no la pase tan mal, tenía visitas casi diarias, mi madre las mayoría de la veces, que no hacia más que llorar, avergonzándome cuando decía cosas como ---- “ay mi chiquito, mi bebito, mi niño, te dije que esos amigos…pero yo tengo la culpa”... ----¡cállate!--- para empezar, grábatelo bien, en primer lugar ya no soy un niño, en segunda no vengas a lloriquear y por último ya te dije que ni tu ni nadie tiene la culpa, nos encontrábamos en el lugar equivocado. Y ya.
He recorrido más de diez escuelas, en todas deje buenos recuerdos, partí madres, raye oficinas de directores, incendie laboratorios, me emborrachaba casi a diario, pero también saque buenas notas, siempre en la clase de música. No se porque la gente siempre quiere encontrar culpables y culpan mi inestabilidad emocional y escolar por la repentina muerte de mi borracho padre, un buen tipo por cierto, más cuando andaba pedo. Pero a él no lo metan, nada tuvo que ver cuando la policía me detuvo a mi y a otros tres amigos con una moto prestada que resulto robada y que como consecuencia me guardaron 15 días en una cárcel de verdad, para adultos y no para niños caguengues, traicioneros y chismosos, que declararon que yo me la había robado, algo lógico, niñitos. No importa, me encontraba en el lugar equivocado, con la moto desafortunada y con amigos maricones.
Al salir, mi madre me mando con un psicólogo amigo de ella y desde la primera visita puse las cosas en claro, de la manera más sensata y cortes le dije, que no pensaba gastar mi tiempo y el dinero de mi madre, humildemente le hice saber que no estaba tratando no con un loco, sino con alguien que desgraciadamente nació en la época, lugar y tiempo desacertado y que si se quería tirar a mi madre le regalara cualquier brandy de más de 500 pesos.
Es mi último día en el hospital y el doctor ha venido repitiéndome que no me meta en problemas, que estoy vivo de milagro.
¡Está loco!
Estoy vivo porque cumpliré 16 años en Octubre. Tengo un cuerpo joven, cicatrizado pero fuerte y sano. Con mentalidad de adulto desquiciado, que sencillamente se encuentra en el lugar y tiempo errado.
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