Me parece desgastante reseñar por obligación. He reseñado los discos que me dan la gana. Discos que me gustan, sin importar que posiblemente ya pasaron algunos años desde su publicación. Que diablos.
Hace algún tiempo, conocí una enigmática mujer con la cual compartimos entre otros placeres, el gusto por la música. En una noche de copas, la enigmática me preguntó si ya había escuchado a The Organ, por temor a que me condenara de ignorante, conteste que si, que por supuesto, que eran maravillosos, estupendos, etc.
---- ¿Maravillosos, estupendos?---- contestó ella. ---- continuó ---- son mujeres, querrás decir que son maravillosas y estupendas.
--- ¡ah sii perdón! --- contesté yo. Actué como si ya estuviera pasado de copas.
La verdad era que desconocía a este quinteto de viejas que tan buenos recuerdos traen a mi (socavada) mente.
The Organ estaba conformada por cinco chicas canadienses Katy Sketch (líder y vocal) Debora Cohen (guitarra), Shmoo R. (bajo), Shelby Stocks (batería) y Jenny Smyth (órgano). Digo estaban conformadas, porque han pasado a formar parte del pasado, pero en presente cuando se trata de su música.
Hicieron su aparición oficial como grupo en 2001 en Vancouver. Su primer EP Sinking Hearts del 2002 recibió criticas favorables, se trataba de seis cortes, cinco de los cuales incluirían en su primer y último LP, el genial Grab that the Gun del año 2004. Sin ocultar su influencias del post punk y sonidos ochenteros, su música estaba basada en estructuras simples, sonidos oscuros y melancólico del órgano, “somos chicas tristes que cantan canciones tristes” dijeron en alguna ocasión. Música en escala de grises, con tonos manejados lúcidamente. Si algo habría que criticarle, es su pobre producción que se contrarrestaba con esa actitud y fuerza de Sketch muy a
Es sorprendente como en 5 años, esta banda hizo lo que hace mucho tiempo no se veía. Muchas bandas se convierten en bandas de culto, ya sea por el deceso fatal de uno de los integrantes (regularmente es el cantante), por los desmadres y el excesivo uso de drogas, porque vendieron menos de 500 copias y solo un grupo “selecto” conoció o escuchó a x banda, o como el caso de Las Órgano porque mostró con un solo EP y un LP algo que no se veía desde los Smiths, volver a poner de moda lo unisex, convirtiéndose así en una banda generacional y por ende de culto. Pero no solo eso, reconocer su decisión de dar fin a una banda que, quizás, aceptó la imposibilidad de superarse a si misma, una decisión digna, no correr el riesgo de convertirse en una bandillas más, como muchas del montón, que con el segundo disco se evaporan en la mediocridad. De lo bueno, poco, dicen.
La nostalgia me invade con este disco, recuerdo con tristeza y melancolía cuando la enigmática me cantó: It´s time to go, my baby! Y lo cumplió. Ni pedo.