21 de abril de 2008

THE ORGAN


Me parece desgastante reseñar por obligación. He reseñado los discos que me dan la gana. Discos que me gustan, sin importar que posiblemente ya pasaron algunos años desde su publicación. Que diablos.

Hace algún tiempo, conocí una enigmática mujer con la cual compartimos entre otros placeres, el gusto por la música. En una noche de copas, la enigmática me preguntó si ya había escuchado a The Organ, por temor a que me condenara de ignorante, conteste que si, que por supuesto, que eran maravillosos, estupendos, etc.

---- ¿Maravillosos, estupendos?---- contestó ella. ---- continuó ---- son mujeres, querrás decir que son maravillosas y estupendas.

--- ¡ah sii perdón! --- contesté yo. Actué como si ya estuviera pasado de copas.

La verdad era que desconocía a este quinteto de viejas que tan buenos recuerdos traen a mi (socavada) mente.

The Organ estaba conformada por cinco chicas canadienses Katy Sketch (líder y vocal) Debora Cohen (guitarra), Shmoo R. (bajo), Shelby Stocks (batería) y Jenny Smyth (órgano). Digo estaban conformadas, porque han pasado a formar parte del pasado, pero en presente cuando se trata de su música.

Hicieron su aparición oficial como grupo en 2001 en Vancouver. Su primer EP Sinking Hearts del 2002 recibió criticas favorables, se trataba de seis cortes, cinco de los cuales incluirían en su primer y último LP, el genial Grab that the Gun del año 2004. Sin ocultar su influencias del post punk y sonidos ochenteros, su música estaba basada en estructuras simples, sonidos oscuros y melancólico del órgano, “somos chicas tristes que cantan canciones tristes” dijeron en alguna ocasión. Música en escala de grises, con tonos manejados lúcidamente. Si algo habría que criticarle, es su pobre producción que se contrarrestaba con esa actitud y fuerza de Sketch muy a la Ian Curtis. La imagen de la banda era sencilla, look andrógino (opuesto al ideal femenino de MTV), triste, atormentado. Demostraron que no existen verdaderos motivos para sonreír. “If you tired of the scene/ And rock doesn´t mean a thing/ And all the girls look bad when they sing:/ La da da / It´s time to go”. Menciona una parte de su corte titulado, “It´s time to go” No solo este corte, el resto del álbum, contiene letras de melancolía, desesperanza y la muestra de amor entre mujeres. Las letras de Sketch conservan una oscura fascinación, que poseen una influencia de su formación psicológica. Habrá que destacar canciones como Love, love, Brother y Memorize the City, por cierto, son los tres que integran la escasa videografía de The Organ. Además de los estupendos cortes-tributo de sus más claras influencias como Steven Smith, un honesto homenaje a Morrisey. Gran parte de su música se la deben a bandas que cambiaron el género del rock, tales como Joy Division (a pesar de su excesiva referencia en los últimos años, The Organ lo hace con encanto y talento), The Cure, The Smiths, Echo and the Bunnymen, Siouxsie & Banshees.

Es sorprendente como en 5 años, esta banda hizo lo que hace mucho tiempo no se veía. Muchas bandas se convierten en bandas de culto, ya sea por el deceso fatal de uno de los integrantes (regularmente es el cantante), por los desmadres y el excesivo uso de drogas, porque vendieron menos de 500 copias y solo un grupo “selecto” conoció o escuchó a x banda, o como el caso de Las Órgano porque mostró con un solo EP y un LP algo que no se veía desde los Smiths, volver a poner de moda lo unisex, convirtiéndose así en una banda generacional y por ende de culto. Pero no solo eso, reconocer su decisión de dar fin a una banda que, quizás, aceptó la imposibilidad de superarse a si misma, una decisión digna, no correr el riesgo de convertirse en una bandillas más, como muchas del montón, que con el segundo disco se evaporan en la mediocridad. De lo bueno, poco, dicen.

La nostalgia me invade con este disco, recuerdo con tristeza y melancolía cuando la enigmática me cantó: It´s time to go, my baby! Y lo cumplió. Ni pedo.


Help!


En 1980 Mark David Chapman era un ex empleado dedicado a la guardia de seguridad que recién había comprado un revolver. 38 en Hawai. La policía de Honolulu indicó en su momento que el hombre solicitó un permiso de portación de arma de fuego y por no tener antecedentes penales se le otorgó.

Chapman, un tipo poseído por múltiples demonios, abordó a Lennon la mañana del 8 de Diciembre de 1980, a las afueras del edifico Dakota en Nueva York. Le pidió un autógrafo para una copia del Double Fantasy, le solicitó un empleo y lo esperó hasta el anochecer. A las 11:00 p.m., una limusina blanca se detuvo en el Dakota. Yoko y Lennon descendieron del auto y el asesino, en posición de combate, grito: ‘’ ¡Eh, Mr. Lennon!’’ y soltó sus balas en el cuerpo de La Morsa. El resultado fue desastroso: dos balas perforaron el pulmón de John Lennon, una tercera le deshizo el hombro izquierdo, la cuarta le cortó la ahorta y seccionó la traquea. La quinta lo mató para siempre.

Dicen que minutos después de disparar en contra de John, Mark Chapman tiro el arma, tomo su ejemplar del El Guardián entre el Centeno (The Catcher in the rye) y se sentó a leer sobre la banqueta hasta que arribó la policía. Tuvo que pasar este incidente para que mucha gente en el mundo se enterara de la obra escrita en 1951 por J.D Salinger, libro fundamental de la cultura estaunidense contemporánea.

Hasta el momento a nadie le consta que el libro haya influido en el loquito de Champan a cometer tal crimen, pero no deja de ser una coincidencia macabra que el discípulo perturbado de Holden Caulfield (el anti héroe de la novela de Salinger) se refería a John y Yoko como phoney (cuyo significado sería algo así como ‘’falsos’’ o ‘’hipócritas’’) palabra empleada por el protagonista de la historia para aludir a los personajes que le rodean.

El libro cuenta la historia de un joven de 17 años, desde que es expulsado de la escuela unos días antes de Navidad hasta el reencuentro con su familia y su reclusión en un hospital psiquiátrico. El Guardián entre el Centeno nos describe la terrible soledad de un espíritu adolescente; Holden Caulfied, que pertenece a una familia de clase media alta de los Estados Unidos cuyo estado de ánimo es deprimente. La trama se desenreda cuando al final se revela una verdad inamovible: quien no se adapta, se aísla.

Holden se dedica a observar, describir y repudiar a la sociedad: sus absurdos y manías. Así como también a odiar a las imposiciones sociales que la mayoría de la gente acepta. Desde la distancia, el mismo Holden, exhibe a amigos, desconocidos, familiares y las cosas tan estúpidas que hacen los seres humanos para sentirse superiores.

Las frases que usan para sentirse superiores. Se burla de si mismo: ‘’ Siempre digo mucho gusto a alguien cuando en realidad no me da gusto haber conocido. Pero si uno quiere estar vivo debe de decir estas cosas’’. Cuando al final llega a su casa, se encuentra con su hermana menor Phoebe que lo cuestiona y le pregunta qué le gustaría hacer con su vida. Holden responde: que para las ciencias es un desastre y que tampoco abogado como su papá, porque los abogados en realidad no salvan vidas inocentes lo que hacen es "ganar un montón de billetes, jugar al golf y al bridge, comprarse coches, beber martinis secos y darse mucha importancia".

Respecto de la religión, confiesa: ‘’Me cae bien Jesús, pero no soporto a los apóstoles’’. Y el colmo de Holden es que ni siquiera ante la muerte se acaba el absurdo: ‘’Espero que cuando me muera alguien tenga el suficiente sentido como para arrojarme al río o algo así. Lo que sea menos fletearme en un maldito cementerio. Gente viniendo los domingos a traerme flores y todas esas tonterías. ¿Quién quiere flores cuando esta muerto? Nadie’’. Pero que si de verdad pudiera elegir, continúa Holden, sería algo así, como lo que dice un poema de Robert Burns:

“Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un

campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que

no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un

precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan en

él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de

donde esté y los cojo. Esto es lo que me gustaría hacer todo el

tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno”.

Quien sabe cuanto haya influido en el asesino Chapman el personaje de Holden, posiblemente la desilusión de su antiguo héroe John Lennon; que según este vivía cómodamente, que no era realmente autentico y que hacia daño a los jóvenes con sus canciones, su admiración, amor e idolatría se fue transformando en odio y desprecio.

Desde la cárcel de Attica en el estado de Nueva York, declaró en alguna ocasión que mató a Lennon porque ‘’percibía su falsedad’’. En un documental transmitido por la BBC, Chapman se aferró a un fanatismo cristiano y comenzó a odiar a Lennon a partir de que éste declaró que ‘’los Beatles eran más famosos que Jesucristo’’.

Mark David Chapman terminó con la vida de John Winston Lennon, uno de los personajes más influyentes, ingeniosos, creativos, amados y contradictorios, pero sin duda uno de los más grandes músicos del siglo XX. Posiblemente ninguna otra muerte le ha afectado a tanta gente, no solo en el mundo de la música, sino en otros ámbitos.

MANEJE CONTENTO


Siempre he creído que existen discos para la ocasión. Para llorar, para comer, para coger, para correr, para bailar, para beber, para hacer el aseo, para reír, para bañarse, para manejar, etc. Ésta última opción es muy importante para mí, encontrar buenos discos que me mantengan despierto y alerta a la hora de manejar (por motivos laborales el autor de esta reseña recorre grandes distancias, no por nada le apodan el “diez mil kilómetros”). Más de alguna ocasión, por culpa de mis desequilibrios con el sueño, un aburrido disco o mi distracción en el volante, me he metido en graves aprietos.

Encontrar discos para manejar no es tan sencillo, uno debe buscar la mesura y la sensatez. No puede ser tan escandaloso, porque uno termina desquiciado. Recuerdo a mi padre cuando me llevaba a la secundaria con White Zombie a todo volumen, cuidado y alguien se le atravesara, no sólo se llevaba una buena mentada, sino hasta el “bote” le aventaba, pobre de mi mamá si le reclamaba que estaba manejando peor que los de la ruta roja, era capaz de bajarla. Lo más lamentable, es que repercutió mis nervios, oídos y un terrible trastorno; déficit de atención. Pero también ir escuchando algo demasiado relajante o tranquilo, puede ocasionar que uno despierte en el cielo o en el infierno, según sea el caso y sus creencias.

Hace poco, un amigo me grabo un disco ideal para la “manejada”. Se trata de Writer’s Block, de tres tipos que se han dado a conocer por sus nombre de pila: Peter Bjorn and John. Originarios de Suecia y con ocho años tocando juntos, esta banda se ha dado ha conocer con éste, su tercer disco. ¿La razón?, una canción titulada “Young Folk” que irremediablemente terminas silbando, de esas que nunca te deja en paz, la silbas en el baño, mientras estas trabajando, o en mi caso, cuando voy manejando. Bastaron algunos silbidos y bongos para rápidamente quedar enganchado. Un corte que te hace sentir feliz, vital y de buen humor, éste contagioso single de indie pop, es un dueto a la pimpinela entre su vocalista y una chica llamada Victoria Bergasman (voz de The Concretes) logrando un resultado increíble, una mezcla de folk-rock sesentero, con algunos ingredientes de new wave ochentero.

El corte que abre el álbum es la canción homónima al nombre del disco, de apenas 15 segundos, con un one, two, tree a la ramones y que da paso a la poderosa y alucinante, “Objecs my Affection”, una canción folkrockanrolera de estupendas guitarras noise, una batería radiante y voces melancólicas. Ideal para manejar a más de 150 Km. por HR. Enseguida viene la ya mencionada “Young Folk” (el mejor segundo sencillo según NME). Posteriormente viene la happy popera “Ámsterdam”. La melancolía a la Jesús and Mary Chains en “Star to Mell” y el constante uso de reverberaciones. Ahora, el aura de New Order y Ocean Blue presente en “Ups Against the Wall”. La “bonita y elegante “Paris 2004”, que dan ganas de que alguna dama vaya en el asiento de copiloto, ofreciéndole un trago refrescante, y de vez en vez agarrarle la pierna al momento de hacer los cambios.

Resultan admirables las constantes influencias utilizadas en este disco, y para claro ejemplo, es la maravillosa Let´s Call it Of, un corte de folk californiano con reminiscencias de los Beach Boys, Mamas and the Papas y guitarras surferas a la Johnny Marr de los Smiths. No mencionaré dos por motivos de espacio que son “The Chills y Roll the Credits”. El disco termina con “Poor Cow” que es un folk acústico, desolado, más intimista.

Writer´s Block es un disco psicodélico Light, bastante ecléctico, no hay un sonido predecible, Transita entre el folk de los sesentas (Mamas & the Papas, los Beach Boys) a un pop elegante y pegajoso, (coros bastante melosos que nunca llegan a enfadar) sin olvidar referencias de sonidos ochenteros, (llámese Stone Roses, los Smiths, New Order) por supuestos algo de noise y una leve referencia de grupos como Jesús and Mary Chains, Ride y Ocean Blue. Un disco que se ha convertido en uno de los mejores del 2006. Writer´ s Block es un clásico instantáneo, una demostración de que los países nórdicos son excelentes productores de el nuevo sonido “pop”.

Recomendación: se disfruta mejor en la carretera, pero sí no viaja constantemente, escúchelo en la ciudad, sentirá menos frustración bajo el insoportable calor, o si a los maestros se le ocurrió hacer una marcha, sonríale al cumbiero que le aventó la “nave” y en lugar de silbarle su madre, chíflele la tonadita de “young folk”, es muy sencilla.