13 de mayo de 2008

El imprescindible

Salvador Munguía Salcedo

Led Zeppelin

-BBC Sessions-

(1997)

Para mis padres

Me vale madres que me escuche un tanto mamón. Lo cierto es que crecí en un hogar donde se respiraba, se olía, se bebía, se vivía, se palpaba, (y lo que ustedes gusten agregar) únicamente puro y absoluto rocanrol. Nunca escuché a mi padre poner un disco de José José, de Chente, o del maestro José Alfredo. Afortunadamente la trova tampoco tuvo cabida en nuestra morada. Ni que decir de la norteña o algún género parecido. Si acaso, y muy poco, música clásica. Mi madre no se queda atrás, recuerdo la escoba y el trapeador a ritmo de Elvys, de Chuck Berry. Huelo el pinol y a mi memoria surgen estribillos de canciones de Grand Funk, de Pink Floyd, (no sé porque a mi progenitora le surgían unas ganas tremendas de hacer el aseo, escuchando el Dark side of the moon).

Y aunque mis padres tienen pocas cosas en común, algunas trivialidades los hace el uno para el otro. Por supuesto, uno es el rock, otro, escucharlo a un volumen aterrador, y otro más, una bandota de nombre Led Zeppelin. Hace poco fui al otorrinolaringólogo debido a una sordera leve en mi oído derecho. Me preguntaba el doctor si usaba mucho el iPod, si había recibido algún golpe, o si…lo interrumpí... mis padres eran y son los causantes de mi temprana sordera. Concluí. A la fecha estoy en espera de un aparatito que me hará parecer más anormal de lo que ya parezco. Como podrán imaginarse, escuchar la música tan alta me pone un estado paranoico. Pero sería imposible no hacerlo con uno de tantos grupos que con esmero mis progenitores se encargaron de recomendarme e inculcarme, y afirmar con suma convicción que se trataba de una de las mejores bandas de todos los tiempos, sino es que la mejor: Led Zeppelin.

¿Pero no se supone que en el CannibalTwist se reseñan discos y propuestas nuevas? La verdad no lo sé, pero suena lógico. Para qué escribir de algún grupo o disco que ya fue reseñado hasta el cansancio. Pero al carajo.

Lo cierto es que se trata no sólo de uno de los discos más espectaculares que se hayan grabado en vivo, sino que estoy seguro que si se reseñó, pasó desapercibido. Pero posiblemente exagere o me gane lo fan que he sido de Zeppelin a lo largo de mi vida.

Este disco doble corresponde a la recopilación de tres sesiones para la BBC de Londres. El primero ocurrió en el año de 1969, el segundo disco es un concierto grabado en el Paris Theatre de Londres, esto en 1971. Pero no fue hasta 1997 que Atlantic Records decidió remasterizarlo y publicarlo. El primer disco contiene 14 canciones de los cuales algunos se repiten dos veces con distintas versiones. Tal es el caso de los dos cortes que abren el disco 1; “You shook me” y enseguida “I cant´quit you baby” con ese blues-rock-pétreo al que nos tenían acostumbrado. Su sonido duro y personal con dos versiones inéditas (incluida la original) de la estupenda “Communication Breakdown”. Mención honorífica de la maravillosa “Dazed and Confused”, y, claro, no podía faltar la clásica ““Whole Lotta Love” con los excitantes lamentos de Robert Plant. El final de este primer disco es asombroso con once minutos de incondicional y excelso rockanrol que corresponde a una joya titulada “How many more times” donde destacan las cualidades de cada uno de los integrantes de esta genial agrupación, pero sobre todo ocurre un constante juego entre guitarra y voz que pareciera como si tratara de un mismo instrumento.

Para el disco 2 viene la mejor parte. De inmediato se reconoce el poder y la agresividad con aullidos de aaaa, aaaaa... es “Inmigrant song”. Los requintos inigualables de Page en “Heartbreaker". Enseguida viene uno de los mejores cortes de Led Zeppelin, un tema para enamorados: se recomienda escucharlo al lado de su bien-amada, o de perdis una linda señorita, y susurrarle al oído “Baby since i`ve been loving you, i`m about to lose my worried mind” (“desde que yo te amo, he empezado a perder la cabeza”). “Since i've been loving you" genera un clima único; el solo de la guitarra de Page suena igual de desgarrador que la voz de Plant, pero la dulzura se termina cuando uno comienza a escuchar los batacazos de las manos del espectacular John Bonham en la roquerísima “Black Dog”. Repite “Dazed and Confused” pero con una versión que rebasa los 18 minutos y con un debraye de güevos de más de ocho minutos en donde cada uno se rifa con sus respectivos instrumentos; la magia de Page en la guitarra, con riffs fuera de serie; el poder y fuerza de Bonham, la elegancia y precisión de Paul Jones en el bajo y la orgásmica voz de Robert Plant. Hasta aquí podría morir feliz, pero aun no termina. Viene esa canción escuchada hasta el hartazgo: “Stairway To Heaven” (no por nada es la partitura más vendida en la historia de la música rock, con más de 1.2 millones de ejemplares); lo mejor es el órgano sombrío de Paul Jones, y claro, el solo (otra vez) de Jimmy Page, que al final del corte es increíble. La melancólica “Going to California” da pie al set acústico junto a la nostálgica “That´s the Way”, y una vez más, “Whota Love”. El extra es que incluye un popurrí de canciones clásicas de rocanrol, y como a manera de agradecimiento terminan con esa baladilla titulada “Thank you”.

Aquí termina este disco doble de la posible mejor banda de Rock&rRoll de todos los tiempos.

Un disco imprescindible, no sólo para los seguidores y fans, sino para cualquiera que se diga afecto al roncanrol.

Postdata: Agradezco a mis padres que antes de La Biblia y el fútbol, me inculcaron el culto por la música: por el rockanrol.