He comenzado a creer estupideces, bueno, más bien empiezo a creer en lo que dice el viejo Valenzuela. En todo ese verbo de dejar de parrandear, desvelarse y de tomar (si se puede dejar las drogas por qué no). Lo peor ha sido tomar la vieja cámara y hacerme autorretratos, darme cuenta que mi mirada va hacia ningún lado, que tengo un pasado cansado para mi edad y que comienzo a añorar los días con mi padre.
Ayer creo haber pasado por una juguetería y regresar a casa con mil piezas de lego. Ahora bebo más temprano, dejo a un lado mis proyectos, y empiezo a creer que nadie me quiere (ha llegado de nuevo ese sentimiento adolescente, el amor no existe, estas solo, nadie te entiende). Ha pasado ya tanto tiempo.. sigo bebiendo sin control, y suelo recordar aquel tiempo en que te pedí regresaras; aquel en el que no perdoné a mi padre, el tiempo que pensé que sería eterno y que se fue tan rápido.
-¡Hey cabron ¿por qué dejas de tocar?..
-Te dije flor de capomo-… me caga que los pinches norteños se hagan pendejos, solo hacen que me ponga a pensar pendejadas…