16 de enero de 2009

Los hombres duros no bailan

. …un hombre malo no puede pasar junto a un buen

árbol sin que se le entristezcan las hojas

N. M.

Por: Marco Antonio Regalado

Heredero directo de una estirpe a la que también perteneció Jack London y Hemingway, novelista, periodista, ensayista, cineasta, hombre de letras a tiempo completo, Norman Mailer, fue el último hijo, hermano y también padre de una de las mejores tradiciones literarias. Murió el 10 de noviembre del 2007 en Nueva York a los 84 años, Mailer escribió: el ego es el gran sustantivo del siglo XX, la palabra más importante añadida a la potencia esencial del idioma, en su libro sobre la pelea entre los boxeadores Ali y Frazier, El rey de la montaña; pocos escritores del pasado siglo pueden vanagloriarse de un ego semejante al de Mailer, que se convirtió a través de su escritura, en el arquero, la flecha, el vuelo, y a un mismo tiempo, en el blanco.

El nombre de Norman Mailler, forma parte de la última gran vanguardia de las letras estadounidenses, el realismo períodistico, al que pertenece un resplandeciente y variada grupo de escritores como: Truman Capote, John Updike, Saul Bellow y Philip Roth, entre otros. Nace en Long Branch, New Jersey, en 1923, dentro de una familia judía, pasó la adolescencia en Brooklyn, se diplomó en Mecánica aeronáutica en Harvard en 1943, fue reclutado por la Armada en 1944 y luchó en el frente del Pacífico, lo que sería una experiencia que reflejaría en Los desnudos y los muertos, probablemente uno de los mejores libros sobre la Segunda Guerra Mundial, publicada en 1948, la obra supuso para el joven debutante un clamoroso éxito de crítica y público.

En 1951 publicó Costa bárbara, en 1955 El parque de los ciervos, novelas que no alcanzaron la resonancia y el éxito de su libro bélico; volcado hacia el periodismo, fundó el semanario neoyorquino The Village Voice, donde publicó en 1956 su celebérrimo reportaje, El negro blanco: reflexiones superficiales sobre el hipster, un ensayo incendiario con una peculiar visión de los problemas raciales, una demoledora exaltación de la violencia. A un mismo tiempo que apoyaba a Kennedy, arremetía contra la Guerra de Vietnam; así, Mailer se transforma, si no en la conciencia de EEUU, si en la voz más contestataría de toda la intelectualidad norteamericana, la voz más punzante de la contracultura. Servidos en una prosa fastuosa, subversiva y delirante, sus trabajos de campo sobre las convenciones demócratas y republicanas de finales de los 50 y comienzos de los 60, recogidas en parte, en Los papeles presidenciales, y el reportaje de la marcha pacifista sobre el Pentágono Los ejércitos de la noche, 1967 le convirtieron, en palabras de Robert Lowell, en "el mejor periodista de América".

Mientras tanto, en el terreno privado, su vida seguía los mismos derroteros contradictorios, virulentos y salvajes que su escritura. Enemigo declarado de cualquier método anticonceptivo, tuvo nueve hijos a lo largo de seis matrimonios, arrastrando una larga serie de pensiones de divorcio y una agitada trayectoria conyugal que culminaría en 1960 con el apuñalamiento de su segunda esposa, Adele Morales, durante una borrachera bastante subida de tono. La agresión se saldó con una breve visita del escritor a un hospital psiquiátrico y con un libro escrito por la ex de Mailer en 1997, 'La última fiesta'. Escribió Mailler:

"Tampoco era fácil lograr comunión con la madera. Ninguno de nosotros podía olvidar que las manzanas del árbol del Edén habían poseído el conocimiento del bien y del mal; a veces parecía que el bien y el mal todavía estaban en la madera. Una pieza trabajada cinco días podía traicionar tu herramienta al menor error, y a menudo parecía que la tabla se rompía sola en dos partes. Llegué a creer que hasta una simple tabla puede actuar con conocimiento del bien y el mal (y mucho deseo de hacer lo último). Sin embargo, un hombre malo no puede pasar junto a un buen árbol sin que se le entristezcan las hojas. "

El evangelio en el nombre del hijo

Quizá no sea casualidad que dos de sus mejores novelas: Los hombres duros no bailan y Un sueño americano, alberguen fantasías sobre esposas asesinadas. Ambos libros también participan de la vertiente filosófica de Mailer: una visión sumamente personal del existencialismo que gira en torno a la idea de un demiurgo imperfecto, una especie de dios exhausto cuya creación se le ha ido de las manos como una alocada novela donde los personajes son seducidos por un astuto diablo encarnado en el plástico y el cáncer. Dentro del volumen Caníbales y cristianos, los ensayos La metafísica de la barriga' y La economía política del tiempo presentan algunas de sus ideas más excitantes, profundas y polémicas.

A comienzos de los 70, Mailer realizó algunas películas experimentales, la más conocida es Maidstone, pero en el cine tuvo tan poco éxito como en su carrera política, varias veces se postuló a la alcaldía de Nueva York y confesó en A'dvertisements for Myself, que en varias ocasiones se había presentado como candidato a presidente "en la intimidad de mi mente". Milos Forman aprovechó su aspecto inconfundible: baja estatura, melena explosiva y ojos llameantes, para un breve papel en Ragtime (1981). Pero Mailer daba mucho más juego en la televisión y en las apariciones públicas, donde mantuvo sonadas broncas con otros colegas de profesión.

En 1958 desafió a una pelea a puñetazos al novelista William Styron por una supuesta burla que éste había hecho de su segunda esposa, Adele Morales. En 1971 la sangre llegó al río con Gore Vidal, a quien agredió públicamente porque lo había comparado con Charles Manson. Pero la más célebre y rocambolesca de sus trifulcas -mantenida a lo largo de décadas, como un tormentoso noviazgo- fue la relación de amor y odio con Truman Capote, uno de los pocos escritores a quienes Mailer respetaba, hasta a llego a decir que “Truman, es el escritor perfecto de mi generación; mantuvo con él, agrias polémicas prácticamente por cualquier cosa: desde Kerouac y los beatnik, a quienes Capote despreciaba, hasta La canción del verdugo (1979), la monumental novela por la que Mailer ganó por segunda vez el Pulitzer. Basada en la vida del asesino Gary Gilmore y escrita a la manera de un gran reportaje de investigación, el libro demuestra la influencia del nuevo periodismo y sobre todo de la obra maestra de Capote, “A sangre fría”. Pero también supuso un triunfo personal de Mailer que, por una vez, abandonó su propio ego durante centenares de páginas para lanzarse a un exacto y descarnado ejercicio de objetivismo.

Obsesionado por la masculinidad, como London y Hemingway, Mailer también era un devoto del boxeo, siguió atentamente la carrera del mejor peso pesado de su época, Muhammad Ali. En 1973 viajó hasta Kinshasa, en el Congo, para presenciar el fenomenal combate entre Ali y Foreman, la crónica que escribió del mismo ha quedado como una de las leyendas imborrables de la profesión periodística y de la literatura deportiva.

Otro tanto ocurre con el Homenaje a El Loco, amplio reportaje sobre un torero mexicano, donde su preciso y coloreado instrumental de escritor encuentra un terreno abonado para sus espléndidas metáforas. En cambio, a pesar de sus estudios de ingeniería aeronáutica en Harvard, Un fuego en la luna, ambicioso reportaje sobre la misión del Apolo XI, que carece de ese inigualable toque de exaltación y maestría que posee Mailer cuando un tema le apasiona.

Eterno candidato al Nobel durante varias décadas, su fama de bocazas y de provocador nato lo alejaron siempre de las quinielas de ganador. Machista acérrimo, profeta aficionado, bufón a ratos, intelectual de pura raza, Mailer quiso ser y fue toda su vida un incordio, un agitador de conciencias, la encarnación misma de lo políticamente incorrecto: una piedra de escándalo para el feminismo rampante y una afrenta viva para varios presidentes, de Johnson a Bush Jr., pasando por Nixon y Carter.

Poseído de una curiosidad omnívora de la que da cuenta una amplísima bibliografía que incluye, además de docenas de libros, centenares de columnas, artículos y reseñas, hicieron época su defensa dostoievskiana de The American Psycho y su ataque descarnado contra Tom Wolfe. En 1983 publicó Noches de la antigüedad, una ambiciosa y voluminosa novela sobre el Antiguo Egipto, que incluye cuatro reencarnaciones de un personaje, y en 1991, El fantasma de Harlot, una novela, no menos voluminosa y ambiciosa, sobre el funcionamiento interno de la CIA.

Mailer nunca dejó el centro del cuadrilátero, ni siquiera en estos últimos años, viejo, enfermo, no dejaba de acudir a lecturas y encuentros con universitarios. El pasado octubre, fue sometido a una operación de pulmón de la que pocos confiaban en que pudiera recuperarse. Murió el 10 de noviembre, a los 84 años, en el hospital Monte Sinaí de Nueva York. En sus últimos libros se atrevió a sacar a la palestra a Cristo, a Hitler, y al mismísimo diablo, adversarios que él, quizá, consideraba a su altura.

Es importante el contar con amigos que aman la lectura y que muchas veces la misma los lleva a pisar caminos extraños como aparecer en este blog, agradecemos la participación de nuestro amigo y maestro Marco Regalado quien aporto este texto. Marco Antonio Regalado nació en Morelia, Michoacán en 1962. Estudió la Licenciatura en Derecho en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Fue becario en el género de poesía del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Michoacán 1994-1995. Ha publicado los siguientes libros: Piel de mar. México, Instituto Michoacano de Cultura/Joan Boldó i Climent, Editores; 1993, 40 pp. Los sueños del cangrejo. Morelia, Michoacán; Instituto Michoacano de Cultura/ Gobierno del Estado de Michoacán, 1997, 80 pp., Colección de Poesía Tarumba.

1 comentarios:

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