30 de junio de 2008

Reflexiones de un hombre amargado


“Existe un estado irremediable…porque

su origen se pierde en la oscuridad”.

Henry Millar

Por: Salvador Munguía

Para “el Chuy”

“Ya me tienes hasta la madre tu y tus viciosos amigos”. “Espero que cuando regrese de trabajar se hayan ido estos holgazanes”. “Entiende que aquí no es ni bar, ni putero”. Fueron las primeras sentencias que pronunciaba Rocio antes de partir de casa. A esas horas el departamento se encontraba deprimente, Paco dormitando con la cabeza dentro del retrete, Alberto seguía fumando crack, Maicol recogiendo los últimos trozos de vidrio de la mesa que acababa de romper, Manuel bailando por décima vez “haciéndote el amor” de lo “Locos del Ritmo”, (¿qué no puede poner otra canción el cabrón?) para variar el Pistico cogiendo con una de sus putas en el cuarto de mi futuro hijo o hija. Yo por mi parte, me encontraba reflexivo, triste, harto, crudo, asqueado.

Antes de continuar, no quisiera que éste escrito se tomara como quejumbroso y lastimero. Aclaro que si bebo lo hago como refugio, y si escribo es por algún extraño reflejo.

Mi vida era un desastre, 8 meses atrás me habían echado del bufete de abogados, a mis 33 años era considerado un digno y buen prospecto litigante. Sin embargo, mis ideas se oponían al grupo de compañeros traidores, conspiradores, corruptos.

Nunca creí que el matrimonio pudiera salvarme del hoyo en que me encontraba. Considero que una persona racional y con sentido común no arruina su vida uniéndose o casándose. Pero yo no estaba en condiciones para pensar claramente, y si le dejas a una mujer un instante para que ella tome las decisiones, te jodiste.

Cumplí 1 año de casado y la verdad es que me siento más vacío que cuando vivía solo. Alguien me dijo que mientras siguiera sintiendo nostalgia por la vida de soltero, no superaría mi amargura. Pero ¿qué puedo extrañar?, ¿tirarme algunas amiguitas?, ¿encerrarme con mi excretaría los fines de semana?, ¿hacer fiestas en mi casa?, ¿salir con mis mediocres amigos?. Por supuesto que no, no extrañó nada de eso. Es simplemente soportar mi amargura solo. ¿Qué necesidad tener que aguantarme?

No estoy tan seguro de lo que voy afirmar, ni intento justificarme, pero me he vuelto un cínico bebedor, lo hago cada día con más empeño, le dedico más tiempo, lo hago con más arrojo y descaro, y esto se lo debo a mi desgraciada vida de casado. Es tan triste.

La verdad es que no sé porque bebo, ni siquiera me gusta, no me gusta lo ardiente del tequila, ni lo dulce del ron, mucho menos lo amargoso de la cerveza. Tampoco me considero un enfermo alcohólico, no existe tal enfermedad. Ya me imagino preguntando a los vecinos, “de que murió”, y contestar a más de algún ignorante, “murió de alcoholismo”. Uno no muere por eso, es como si dijéramos murió de un susto, o de tristeza. Uno se muere porque dejaron de funcionar los riñones, porque el corazón de pronto se paro, o porque el páncreas valió un carajo. Uno recurre a la bebida o las drogas por necesidad. Para despistar, para distraer la angustia que llevamos dentro, para adormecer el espíritu.

Estoy preocupado, confundido, en menos de 5 meses Rocio traerá a este desdichado mundo a un ser vivo producto de nuestras entrañas. ¿Acaso no nos basta con destruirnos a nosotros mismos? La respuesta es No. Somos mejores cuando se trata de destruir a los demás.

Como es posible que sigamos actuando tan absurdo, que seamos tan inconscientes e incongruentes, que nos domine el cuerpo y las pasiones antes que la mente y la razón, como se nos ocurre seguir procreando como animales ante la maldad, la desgracia, la injusticia, el desamor, la locura, la idiotez. Mi retoño no me lo va a perdonar, seguramente me cuestionará: ¿quién te ha preguntado si quise venir a tu lupanar? No sabré que contestarle…. y tiene razón, a mi nadie me consulto.

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