21 de agosto de 2011
El Parto
4 de agosto de 2011
El Embarazo
No es fácil convivir con una mujer embarazada, se vuelven más vulnerables y sensibles. Ante este acontecimiento, la mujer embarazada aprovechará el bulto para abusar de todo a su alrededor. El hombre, en cambio, se convierte en una persona más estúpida, absurda, ignorante.
Durante los 3 primeros meses, mi escepticismo rayaba en lo ridículo. Todos los días hacía la misma pregunta: ¿segura que estás embarazada?
—Estoy embarazada, Chava.
—ya mañana te bajará, ya verás –decía yo ingenuamente.
—no digas estupideces, ahí está el ultrasonido-. Pero para mí, el papel fotográfico ese, sólo reflejaba garabatos de un mal viajes de hongos.
—para mí que estás estreñida.
—piensa lo que quieras –concluía ella y se daba la vuelta para dormir tranquilamente.
Yo no pegaba el ojo aquellos primeros meses, las noches eran eternas, tediosas. Veía gatear niños por toda la casa. Soñaba con biberones que disparaban balas letales. Amanecía de muy mal humor. Ya decía yo que, los hombres somos más estúpidos y en el cuarto mes supe que no estaba estreñida y que en unos meses una criatura vendría al mundo producto de mis entrañas. Y, si en los primeros 4 meses mi mujer se portó amable y serena, un buen día, despertó alterada y nerviosa, enojada, de mal humor…
Antes del cuarto mes, la noticia la sabía toda la familia y algunos amigos cercanos. Mi abuela y mi madre se pusieron felices; “hasta qué, jamás lo había esperado de ti” dijo mi madre. “A ver sí con esto ya te aplacas”, dijo mi abuela. Mi tía Silvia, le recomendó a la nueva engendradora de escuincles usar siempre un listón rojo en los calzones, para que el niño o la niña tuvieran la protección contra las malas vibras del mundo, contra los embates de la naturaleza, contra las lunas llenas, contra las medias lunas, contra el mal de ojo, contra el labio leporino, contra quién sabe cuántas cosas más. En cuanto a mis amigos, más que alegrarse, se pusieron consternados, sorprendidos.
A partir del quinto mes, nuestra convivencia era extraña. Me daba la impresión que no convivía con una sola persona, sino con muchas personas en un cuerpo abultado: adolescentes berrinchudas y caprichosas, señoras mal humoradas, demonios poseídos. Por razones naturales –y obvias- el cuerpo de ella se ensanchó por todas partes y jamás me perdonó que yo fuera el causante. La venganza del cuerpo fue inevitable. Recordé unas palabras de Boris Vian, de su novela El Arrancacorazones:
Y como castigo, le atacaban una serie de antojos bastante demandantes -que yo tenía que cumplir cabalmente-:
—Tráeme un caldo de pollo, por favor.
—cariño, son las 3 de la mañana…
—no me digas cariño, y a ver cómo le haces, a tu hijo y a mí se nos antojó-. Siempre la alevosía y la ventaja de una mujer embarazada.
—pero él o ella todavía no sabe de gustos –contesté amodorrado.
—ve, por el amor de dios, no quiero que nazca debilucho como tú. Seguro que tu padre no cumplió ninguno de los antojos de tu madre… mírate…
Al escuchar ese tipo de comentarios, me invadían todo tipo de pensamientos: tirar aceite por la escalera, regar canicas en la regadera, poner una patineta a un lado de la cama. Pensaba ir por el caldo de pollo y no regresar nunca más. Asaltar un oxxo y refugiarme en la sierra oaxaqueña…En seguida despejaba mi mente y me dirigía a cumplir antojos sin importar que fueran platillos exóticos, sin importar la hora, refunfuñando.
En el sexto mes, supimos que sería un varón, a la panza de Martha no se le tuvieron que hacer muchos ultrasonidos para deducir que se trataba de un hombrecito, era igualito que su padre, es decir, bastante bien dotado.
—Me hubiera gustado que fuera niña, los niños son asquerosos. Ellos tienen la culpa de todo lo que pasa en el mundo –dijo ella.
—se llamará Salvador, como su padre, su abuelo y todos sus tíos –dije de manera arbitraria.
—primero muerta a que se llame como tú… otro Salvador sería insoportable, tu padre, tus tíos y tú se han dedicado ha desprestigiar ese nombre…
—párale, tampoco exageres…entonces, cómo quieres que se llame, cariño?
—se llamará Arturo y no me digas cariño.
—ese nombre es de joto -dije yo.
—así se llama tu hermano –dijo ella.
—y qué?... se llamará Salvador, he dicho.
—ya veremos –contestó ella amenazante.
Mi padre y mi abuelo me felicitaron. Los dos coincidieron en lo mismo:
—Hasta que hiciste algo bien, hijo. Las niñas son más complicadas.
Mi abuelo me hizo una afirmación rara:
—Segurito que estuviste comiendo mucho huevo y muchos ostiones, yo hice lo mismo cuando tu abuela tuvo a tu tío Gabriel.
—no abuelo, no como huevos muy a menudo, y los ostiones sólo me gustan en las micheladas.
—entonces te funcionó lo del ajo y la sal en la ropa interior –volvió a decir mi abuelo.
—tampoco, abuelo.
—entonces, qué sería? –en seguida mi abuelo se puso muy pensativo.
En el séptimo mes a Martha le dio por hablar con la panza. Un bulto de movimientos sinuosos, deslizantes, como nido de serpientes. No sólo hablaba con el melón blanco que llevaba dentro, le cantaba y le recitaba poesía aburrida.
—No escucha –le dije para hacerle saber que yo también existía.
—ignorante, escucha más que tú, lo peor es que cuando nazca no sabrá quién eres, nunca le hablas, eres muy indiferente.
—dile algo –dijo en tono de sargento.
—hola muchacho, mucho gusto, soy tu padre.
—muchacho?...carajo, es un bebé, háblale con cariño -recriminó ella.
—no sé que decirle… se lo diré cuando nazca.
—ahora entiendo porque eres tan insensible, seguro que tu padre no te hablaba cuando estabas en el vientre de tu madre. Allá tú, no sabrá quién eres. –y continúo: por cierto, desde hoy te voy a pedir que duermas en el cuarto de servicio. Me estorbas mucho.
—Ok. No quiero ser una molestia –dije resignado pero feliz.
La noticia me vino de maravilla. La verdad es que nuestras últimas noches resultaban un martirio. Las embarazadas y con el pretexto de que son dos personas en una, comen como prisioneras recién liberadas. La cama se había convertido en un mar de boronas y migajas. Se metía a la cama con todo tipo de bocadillos gigantes, pequeños, dulces y salados. Sino me despertaba para traer agua de pepino a las altas horas de la madrugada, me despertaba porque tenía antojos de camarones empanizados de coco, o tapas de cocodrilo, o tacos de flores de jamica y calabaza, o canapés de nueces con aroma de naranja, eran unos antojos sin duda bastante extraños. También desarrolló un oído mejor que los murciélagos, me despertaba porque oía rateros en el interior de la casa, moscos apareando, termitas comiéndose la madera del closeth.
Las noches más tranquilas aprovechaba para hacer gárgaras o cepillarse los dientes con estrépito desafiante. Se levantaba 10 veces al baño. Tenía bochornos y la vez frío, su termostato parecía haber sido fabricado en China. Se duchaba a mitad de la noche. Volvía a la cama con saltos y rebotes. Se apoltronaba como un guerrillero con 4 almohadas –las mías y las suyas- sobre su cabeza, otras dos que le sostenían el melón blanco y pesado, otro par sobre su espalda baja, una más entre sus piernas. Y, en donde me moviera, roncara o murmuraba, el guerrillero atacaba con un triplete de codazos o pellizcos.
Dormir solo me venía bien. Aunque, sí a ella o al globo le daba insomnio, me deparaba otra noche cruel.
—Nadie quiere a las embarazadas, lo veo en todos lados.
—te equivocas –dije yo para animarle- en walmart hay una caja exclusiva para embarazadas.
—la misma que le dan a los desvalidos –contestó ella de manera agria.
Algunas de esas noches, aprovechaba para poner mi oreja sobre el bulto cálido y duro, y escuché. Percibí cañerías que silbaban. Ella puso mis manos sobre su vientre, sentí los pataleos de alguien pidiendo socorro, de alguien chocando contra las paredes de aquella cárcel. Era el mes de junio y hacía mucho calor. Me imaginé esa pobre criatura como un pollo rostizado, cocinándose a fuego lento, poco a poco.
Un caliente sábado por la mañana, desvelado y con una resaca más dolorosa que un fogazo en la lengua, la madre de mi criatura me advirtió:
—El lunes cumpló 8 meses y no quiero estar aquí. Me voy a Estados Unidos, mi hijo tendrá doble nacionalidad y quiero que mi mamá me cuide los últimos dos meses… no puedo fiarme del seguro social, ni mucho menos de ti.
—pero… no estoy de acuerdo.
—me importa un carajo. Nace a mediados de agosto.
Despedí a la madre de mi primogénito un lunes a medio día. Me acerqué a ella, le aparté el pelo y la besé en la frente. Después bajé hasta el bulto, le dije que pronto nos veríamos, que sabía el sufrimiento de vivir enjaulado en esa cueva caliente e infernal, pero que fuera paciente, que ya faltaba poco y, que lo quería mucho.
Faltan escasos días… un pollo rostizado está a punto de salir.
14 de junio de 2011
6TO ENCUENTRO NACIONAL DE LETRAS INDEPENDIENTES
JUEVES 16 DE JUNIO DE 2011
SEDE:
ESCUELA DE LENGUA Y LITERATURAS HISPÁNICAS
Madero Oriente No. 580, Col. Centro
5:00 Inauguración
5:15pm a 6:00pm: Novedades editoriales. La puerta de enfrente de Ramón Lara, Noche de Muertos de Beatriz Rojas y Sueño de plumas negras de Claudia Islas. Moderador: Óscar Quevedo
6:00pm a 6:30pm Lectura del Taller Xiraliteral. Moderadora: Alejandra Quintero
6:35pm a 7:35pm Mesa de lectura: Elma Correa, José Agustín Solórzano, Carlos Martínez Rentería, Salvador Munguía y Ernesto Hernández Doblas. Moderadora: Claudia Islas
7:40pm Presentación del libro Verde Shangai (Tusquets, 2011) de Cristina Rivera Garza. Moderador: Francisco Valenzuela
VIERNES 17 DE JUNIO DE 2011
SEDE:
Universidad de Morelia
Av. Tata Vasco esq. Fray Antonio de Lisboa, donde termina La Calzada de San Diego.
11:30 am: Presentación del número 15 del Art Fanzine Monocromo. Moderadora: Alejandra Quintero
12:00pm a 1:00pm Mesa 1: “Por estar tuiteando no termino mi novela” (Rafa Saavedra, Adrián González Camargo y Francisco Valenzuela) Moderadora: Elma Correa
1:05pm a 2:00pm Mesa de lectura: Oscar Benassini, Sidharta Ochoa, Gustavo Ogarrio, Antonio León y Antonio Monter. Moderador: Óscar Quevedo
COMIDA
SEDE:
EAT
Allende #590 Col Centro
5:00pm A 6:00pm Mesa 2: “Soy narrador hasta el tope” perspectiva de la narrativa michoacana (Francisco Javier Larios, Miguel Ángel García, Gustavo Ogarrio, Jesús Baldovinos, Antonio Monter y Edgar Omar Avilés). Moderador: Alfredo Carrera
6:05pm a 6:50pm Novedades editoriales. Tatema y Tabú de Sidharta Ochoa, Palabra anclada al cuerpo de Manuel Barajas y Arnabeth Muñoz. Moderador: Óscar Quevedo
6:55pm a 7:15pm Presentación del proyecto editorial Clarimonda Drunk Ediciones dirigido por Manuel Noctis. Moderador: Óscar Quevedo
7:20pm a 8:20pm Mesa de lectura: Rafa Saavedra, Darío Zalapa, Citlali Guerrero, Rojo Córdova, Claudia Islas y Daniel Wence. Moderador: Sidharta Ochoa
8:25pm Presentación del libro Dulces batallas que nos animan la noche. Antología del Encuentro de Letras Independientes 2006- 2011. Presentadores: Gustavo Ogarrio y Alejandra Quintero
SÁBADO 18 DE JUNIO DE 2011
SEDE:
CENTRO CULTURAL HIDALGO (LIBRERÍA HIDALGO)
MADERO PTE. #430 CENTRO
12:00pm a 1:00pm Mesa 3:“¿Quién carajos lee a los escritores mexicanos?” (J.M. Servín, Elma Correa, Omar Arriaga y Franco Félix) Modera: Francisco Valenzuela
1:05pm a 2:00pm Presentación del libro Idos de la mente (Tusquets, 2010) de Luis Humberto Crosthwaite . Moderadora: Esmeralda Ceballos
COMIDA
SEDE:
CACTUX (CENTRO GASTRÓNOMICO CULTURAL)
Héroes de Nacozari #191 Esq. 1o de mayo
5:00pm a 6:00pm Mesa de Revistas: Espiral-Tijuana, Ornitorrinco- Morelia, Rojo Amate-Morelia, Shandy-Sonora, Zarabanda-DF, La tempestad- DF, Revista Hilo/DIF estatal (proyecto: sin perder el hilo) Moderador: Gil
6:05pm a 6:35pm Proyecto: Cuentos para dormir androides de Francisco Valenzuela. Moderador: Héctor Daniel Pérez Aguilera
6:40pm a 7:30pm Mesa de lectura: Bibiana Camacho, Jeremías Marquínez, Esmeralda Ceballos, Franco Félix y J.M. Servín. Moderadora: Diassani Sosa
7:35pm Slam Poético coordinado por Rojo Córdova
(intermedio de Slam Poético: Inquilino Bubba)
FIESTA DE CLAUSURA: DJ NOCTIS
26 de mayo de 2011
Henry

Como casi siempre, El Bar estaba oscuro y mal oliente, olía a orines y aserrín. Yo estaba acodado en la barra de la cantina, medio borracho. A mi lado un viejo bebía solo. En la rockola sonaba una canción de los Invasores de Nuevo León. El Bar estaba casi vacío. El viejo, reía solo, no eran carcajadas, reía casi para si mismo. Transcurrieron varios litros de cerveza para reconocerlo. Se podría pensar que en mi borrachera esta historia es inventada. Pero no lo es. Y el viejo al que me refiero, se llama, Henry Miller. Carajo, y todo mundo pensando que estaba muerto.
—Usted es Henry Miller?
—eso me dijeron mis padres -contestó gentil, de buen humor.
—qué hace usted aquí?....creíamos que estaba usted muerto.
—andaba de parranda, hijo, como dicen ustedes los mexicanos.... y un poco asqueado del mundo, la verdad es que me tomo estos tragos y en seguida me muero.
—carajo, no diga eso, Henry.
—ya viví mucho, estoy cansado, hace mucho perdí las esperanzas y los humanos son una mala broma de dios.
—parece tener un bajo concepto de la especie humana.
—son los justos los que arruinaron todo, quienes están cometiendo los crímenes contra el hombre, los justos son los auténticos monstruos. Los justos son quienes exigen nuestras huellas dactilares, quienes nos demuestran que hemos muerto aun cuando estamos ante ellos en carne y hueso.
—perdón, Henry, pero si usted se muere, qué esperanza tenemos los que nos quedamos?
—la jodienda, coge todo lo que puedas, muchacho, la jodienda me ha enseñado que es lo único que sostiene al mundo.
—oye, Henry has escrito mucho sobre las mujeres, ¿qué opinión tienes hoy en día de ellas?
—lo mismo que hace años, no les basta una buena cogida… quieren tu alma también.
—¿te refieres a todas las mujeres?
—sin excepción.
—perdón por mi pregunta y mi atrevimiento, pero qué parte te gusta más de las mujeres?
—el coño, y a ti?
—las piernas, las piernas representan un misterio para mi.
—bien hecho, muchacho, salud.
—pero te voy a decir una cosa, muchacho, hay una variedad infinita de piernas.... y de coños... hay coños caníbales, que se abren de par en par como las mandíbulas de la ballena y te tragan vivo; hay también coños masoquistas, que se cierran como las ostras y tienen conchas duras y quizás una perla o dos dentro; hay coños telegráficos, que practican el código Morse y dejan la mente llena de puntos y rayas; hay coños políticos, que están saturados de ideología y niegan hasta la menopausia; hay coños vegetativos, que no dan respuesta a no ser que los extirpes de raíz; hay coños religiosos, que huelen como los adventistas del Sétimo Día y están llenos de abalorios, gusanos, conchas de almeja, excremento de ovejas y, de vez en cuando, migas de pan; hay coños diversos, que se resisten a cualquier clasificación o descripción, con los que te tropiezas una sola vez en la vida y que te dejan mustio y marcado; hay coños hechos de pura alegría, que no tienen nombre ni antecedente y son los mejores de todos, pero, ¿adónde han ido a derramarse?
Y, por último, existe el coño que lo es todo y vamos a llamarlo supercoño, pues no es de esta tierra, sino de ese país radiante a donde hace mucho nos invitaron a huir: el País de la Jodienda, que es donde vive el Padre Apis, el toro profético que se abrió paso a cornadas hasta el cielo y destronó a las deidades castradas del bien y el mal.... y no cualquiera, muchacho, no cualquiera conoce el súper coño...espero que tú algún día.
—Gracias. Salud, Henry.
—salud, hijo, creo que ahora si es momento de morirme.
—no la chingue, si estamos chupando tranquilos.
—ya me enfadé.
—ya no le pregunto nada, perdón si lo estoy molestando.
—no hay cuidado...pero ya es hora, muchacho...a propósito, cómo te llamas?
—Salvador, pero me puede decir Chava.
—a qué te dedicas, hijo?
—a no mucho... pero me gusta escribir.
—no escuchó bien, cómo me dijiste que te llamabas?
—dígame Chava...
—Muy bien hijo, te diré una cosa, no pierdas el tiempo en pendejadas, dedícate a conocer chicas, coge con ellas, busca el supercoño... Ahora que si quieres escribir para coger con ellas, te daré un consejo; que tus ideas vayan unidas a la acción; si no hay sexo y vitalidad en ellas, no hay acción. Las ideas no pueden existir solas en el vacío de la mente. Las ideas están relacionadas con la vida: ideas hepáticas, ideas renales, ideas intersticiales.
—gracias por el consejo, maestro, pero no le entendí ni un carajo.
—no me vuelvas a decir maestro...y no tengo tiempo de explicarte con manzanas, la muerte me espera. Fue un gusto, muchacho, voy a morir a un lugar más tranquilo y dónde no vendan cerveza indio, sabe horrible.
—como usted diga, maestro.
—carajo, que no me digas maestro...un placer.
—el placer fue mío.
Mientras tragaba las últimas gotas calientes del fondo de mi cerveza, me arrepentí de no haberme tomado una foto con él en mi Iphone. Pagué la cuenta y salí en busca de Henry pero fue demasiado tarde. Quién sabe a dónde haya ido a morir. Afuera la noche era fresca. Las estrellas brillaban tan claras, serenas, remotamente. Brillaban apacibles como cada noche, iluminando el camino, apaciguando el corazón.