20 de mayo de 2008

Julia cree que fumo porro


Francisco Valenzuela

La siguiente historia no debe ser leída por nadie, a menos que sea un miserable. Así inicia la novela de un escritor escocés que leí hace tiempo, pero eso poco importa. Estamos en épocas en que el mundo lo mismo se solidariza para ayudar a víctimas de maremotos, que para bombardear ciudades de por sí en ruinas. Nada menos ayer me subí al microbús y una mujer me pidió dinero para los huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús. Cuando me negué, se dio la vuelta y pude observar unas bellas nalgas. ¿Por qué se dedica a pedir limosna pudiendo vender su cuerpo? Estoy llevando este relato a dimensiones absurdas. ¿No es así mi vida?

Era la una de la tarde de ayer cuando abrí un libro sobre el futuro de la humanidad. Las ciudades estarán bajo el fango, los reptiles devorarán a la especie humana y regresaremos al triásico. Aunque la obra consta de 222 páginas, las palabras anteriores la resumen por completo. Se ha hecho costumbre en mis amigos citarme a cierta hora para después hacerme esperar como un imbécil. Ahí estaba, a la una de la tarde, esperando a uno de esos idiotas, cuando comencé a leer la historia descrita. Una extraña tarde comenzaba. La primera línea decía que “un curioso silencio se cernía sobre la nave”, pero mis ojos y cerebro cambiaron el “cernía” por “servía”. Ahí no acabó todo; conforme avanzaba en la lectura, las palabras cambiaban dando una connotación completamente errónea a la historia. Así, fui confundiendo barco con banco, baranda con barranca, nítidas con nutridas, carcomidas con calcolmanías y un sinfín incoherencias. Cerré las páginas y traté de recordar cuándo fue la última vez que consumí heroína. O tal vez es que recientemente estoy apasionado con las ecuaciones de tercer grado; paso noches enteras resolviendo ejercicios matemáticos que, estoy seguro, me servirán para un carajo. ¿Por qué mi cerebro no está dando la orden de leer como se debe? ¿Estaré necesitando anteojos? Me cansé de esperar y salí rumbo a ninguna parte, sólo quería caminar, despejarme y recibir algunos rayos de sol.

Dos horas más tarde mi estómago pedía algo de alimento. Por la mañana sólo tomé café y unas galletas que compro desde hace una semana; en el interior viene una calcomanía de extraterrestres en tercera dimensión. Recordé que días atrás conocí a un tipo dueño de una tortería, quizá me recordaba y decidiría no cobrarme. Al final preferí evitar que me viera como un oportunista y me dirigí a una cuadra de distancia, en una fonda donde además de una estufa había videojuegos. Aunque mi decisión era pedir guisado, le dije a la mesera que me sirviera una torta, acompañada de un café americano. El calor me abrumaba, un jugo de naranja o una cerveza hubieran sido mejor que un café, pero, al igual que en la lectura, una vez más mi cerebro estaba desconectado y me hacía comportarme en contra de mis deseos. Cabe apuntar que el servicio fue pésimo, pues la torta contenía una milanesa mal cocida y el café me lo dieron con 25 minutos de retraso. Por supuesto que no les iba a pagar ni un centavo. Cuando la muchacha se acercó a mí, dejó una nota por 32 pesos. Los puse sobre la mesa y me largué sin decir ni pío.

A Julia la conocí en un verano. Llegué a mi clase de alemán cuando la encontré sentada, platicando con mi amigo Ramiro, un aficionado a la música hindú y las artes marciales. La conversación me pareció tan soez, que salí a fumar mientras el profesor arribaba. No sé en qué momento la empecé a amar. De pronto despertaba pensando en ella o soñaba que era mi esposa mientras yo purgaba una condena de 20 años en prisión. Por varios meses se convirtió en una obsesión, pero mi timidez no me permitía expresarle mis sentimientos, hasta que un día, en mis cinco sentidos, me armé de valor y le solté la sopa.

Julia nunca me había llamado por teléfono, pero ayer lo hizo. Me invitó a una fiesta en casa de Alicia, que ya rebasa los 30 años. Pensé entonces en agradecer que me tomara en cuenta y ofrecerme a pasar por ella en mi viejo Ford 89. “No sé si pueda”, le dije y colgué.

La casa de Alicia es muy pequeña. Las fiestas que realiza generalmente terminan en orgías incómodas, pues uno acaba fornicando sobre la estufa o la lavadora. Pero Julia no es una mujerzuela que merezca ser tratada como objeto del deseo. Me acerqué a ella para conversar sobre el expresionismo alemán y la visión que Bergman le dio al género. Cuando la tuve de frente, le pregunté si aún estaban abiertas las inscripciones para el taller de Serigrafía. No dijo nada, me tomó de la mano y me llevó a las escaleras, fuera del departamento. “¿En verdad estás enamorado de mí, Joselo?” Sus ojos miraron a los míos sin parpadeos, el rocío de la media noche caía sobre mi cabeza, un viento helado rechiflaba en mis orejas. “Eres una mujer maravillosa, inteligente y frágil. Cómo puedes dudar que te quiera.” Era un argumento convincente, lejos de la cursilería pero sólido como un mármol. No me atreví a pronunciarlo. Le dije que aquella noche, cuando le declaré mis emociones, había tomado demasiado alcohol, que no sabía lo que decía. Saqué de mi abrigo un último cigarrillo y lo encendí con un pulso desastroso. “Fumas muy chistoso, como si fuera marihuana”. Me dejó solo, regresó al departamento donde la música de Janis Joplin amenazaba con enfurecer a los vecinos. Diez minutos más tarde entré para despedirme; ahí estaba Julia, haciendo el amor recargada sobre la mesa de centro, cuyas patas eran rodeadas por charcos de vómitos y alcohol desperdiciado.

13 de mayo de 2008

El imprescindible

Salvador Munguía Salcedo

Led Zeppelin

-BBC Sessions-

(1997)

Para mis padres

Me vale madres que me escuche un tanto mamón. Lo cierto es que crecí en un hogar donde se respiraba, se olía, se bebía, se vivía, se palpaba, (y lo que ustedes gusten agregar) únicamente puro y absoluto rocanrol. Nunca escuché a mi padre poner un disco de José José, de Chente, o del maestro José Alfredo. Afortunadamente la trova tampoco tuvo cabida en nuestra morada. Ni que decir de la norteña o algún género parecido. Si acaso, y muy poco, música clásica. Mi madre no se queda atrás, recuerdo la escoba y el trapeador a ritmo de Elvys, de Chuck Berry. Huelo el pinol y a mi memoria surgen estribillos de canciones de Grand Funk, de Pink Floyd, (no sé porque a mi progenitora le surgían unas ganas tremendas de hacer el aseo, escuchando el Dark side of the moon).

Y aunque mis padres tienen pocas cosas en común, algunas trivialidades los hace el uno para el otro. Por supuesto, uno es el rock, otro, escucharlo a un volumen aterrador, y otro más, una bandota de nombre Led Zeppelin. Hace poco fui al otorrinolaringólogo debido a una sordera leve en mi oído derecho. Me preguntaba el doctor si usaba mucho el iPod, si había recibido algún golpe, o si…lo interrumpí... mis padres eran y son los causantes de mi temprana sordera. Concluí. A la fecha estoy en espera de un aparatito que me hará parecer más anormal de lo que ya parezco. Como podrán imaginarse, escuchar la música tan alta me pone un estado paranoico. Pero sería imposible no hacerlo con uno de tantos grupos que con esmero mis progenitores se encargaron de recomendarme e inculcarme, y afirmar con suma convicción que se trataba de una de las mejores bandas de todos los tiempos, sino es que la mejor: Led Zeppelin.

¿Pero no se supone que en el CannibalTwist se reseñan discos y propuestas nuevas? La verdad no lo sé, pero suena lógico. Para qué escribir de algún grupo o disco que ya fue reseñado hasta el cansancio. Pero al carajo.

Lo cierto es que se trata no sólo de uno de los discos más espectaculares que se hayan grabado en vivo, sino que estoy seguro que si se reseñó, pasó desapercibido. Pero posiblemente exagere o me gane lo fan que he sido de Zeppelin a lo largo de mi vida.

Este disco doble corresponde a la recopilación de tres sesiones para la BBC de Londres. El primero ocurrió en el año de 1969, el segundo disco es un concierto grabado en el Paris Theatre de Londres, esto en 1971. Pero no fue hasta 1997 que Atlantic Records decidió remasterizarlo y publicarlo. El primer disco contiene 14 canciones de los cuales algunos se repiten dos veces con distintas versiones. Tal es el caso de los dos cortes que abren el disco 1; “You shook me” y enseguida “I cant´quit you baby” con ese blues-rock-pétreo al que nos tenían acostumbrado. Su sonido duro y personal con dos versiones inéditas (incluida la original) de la estupenda “Communication Breakdown”. Mención honorífica de la maravillosa “Dazed and Confused”, y, claro, no podía faltar la clásica ““Whole Lotta Love” con los excitantes lamentos de Robert Plant. El final de este primer disco es asombroso con once minutos de incondicional y excelso rockanrol que corresponde a una joya titulada “How many more times” donde destacan las cualidades de cada uno de los integrantes de esta genial agrupación, pero sobre todo ocurre un constante juego entre guitarra y voz que pareciera como si tratara de un mismo instrumento.

Para el disco 2 viene la mejor parte. De inmediato se reconoce el poder y la agresividad con aullidos de aaaa, aaaaa... es “Inmigrant song”. Los requintos inigualables de Page en “Heartbreaker". Enseguida viene uno de los mejores cortes de Led Zeppelin, un tema para enamorados: se recomienda escucharlo al lado de su bien-amada, o de perdis una linda señorita, y susurrarle al oído “Baby since i`ve been loving you, i`m about to lose my worried mind” (“desde que yo te amo, he empezado a perder la cabeza”). “Since i've been loving you" genera un clima único; el solo de la guitarra de Page suena igual de desgarrador que la voz de Plant, pero la dulzura se termina cuando uno comienza a escuchar los batacazos de las manos del espectacular John Bonham en la roquerísima “Black Dog”. Repite “Dazed and Confused” pero con una versión que rebasa los 18 minutos y con un debraye de güevos de más de ocho minutos en donde cada uno se rifa con sus respectivos instrumentos; la magia de Page en la guitarra, con riffs fuera de serie; el poder y fuerza de Bonham, la elegancia y precisión de Paul Jones en el bajo y la orgásmica voz de Robert Plant. Hasta aquí podría morir feliz, pero aun no termina. Viene esa canción escuchada hasta el hartazgo: “Stairway To Heaven” (no por nada es la partitura más vendida en la historia de la música rock, con más de 1.2 millones de ejemplares); lo mejor es el órgano sombrío de Paul Jones, y claro, el solo (otra vez) de Jimmy Page, que al final del corte es increíble. La melancólica “Going to California” da pie al set acústico junto a la nostálgica “That´s the Way”, y una vez más, “Whota Love”. El extra es que incluye un popurrí de canciones clásicas de rocanrol, y como a manera de agradecimiento terminan con esa baladilla titulada “Thank you”.

Aquí termina este disco doble de la posible mejor banda de Rock&rRoll de todos los tiempos.

Un disco imprescindible, no sólo para los seguidores y fans, sino para cualquiera que se diga afecto al roncanrol.

Postdata: Agradezco a mis padres que antes de La Biblia y el fútbol, me inculcaron el culto por la música: por el rockanrol.


8 de mayo de 2008

La nueva avenida de la Santidad.

Gaspar Aguilera Díaz-Rafaela R.

La guerra es la paz, la libertad es esclavitud, la Ignorancia es la fuerza - tres simples mensajes del Ministerio de la Verdad, uno de los más importantes órganos del poder del estado. El culto y adoración del poder, el sometimiento a una única idea justa, la obcecación, la pasividad, son los rasgos de la sociedad descrita en 1984 por George Orwell.

Estamos en el año 2008 y nuestra comunidad provinciana pareciera cumplir al pie de la letra con el culto y la adoración al poder sobrenatural que tanta falta hace en estos tiempos privatizadores y difíciles. Nuestros gobernantes concretan sus obras a veces innecesarias para la comunidad, pero obedeciendo a los fuertes intereses del poder económico, sin ningún reclamo u oposición por parte de la sociedad, como es el caso de la construcción del monumento al papa Juan Pablo II en Santa María, la avenida principal lleva desde entonces este mismo nombre. Ahora, ya existe un motivo más que justificado para construir el mega túnel tan defendido por el expresidente municipal Chavo López. Dicho monumento es la razón para que los niños de escuelas primarias y de los orfanatorios, guiados por las monjas vayan y dejen flores como ofrenda a sus pies, y bravo por la comunidad católica, por si nos faltara algo, otro monumento a un ídolo más. En Italia y Polonia deberán estar orgullosos de esto que se les ocurrió a los michoacanos bienpensantes aquí en la ciudad, ya que ni siquiera ellos han considerado rendir homenaje a quien no ha sido verdaderamente trascendente en otro espacio que el de su propia investidura.

En realidad se desconoce el apoyo directo del papa Juan Pablo II a esta comunidad, o bien, las obras sociales que lo hicieran merecedor a tal homenaje, pero tal vez -queremos pensarlo así- la comunidad se vio grandemente beneficiada con esta divinidad durante el año del jubileo, en el que las indulgencias fueron al dos por uno.

Estamos inmersos en una especie de cultura a los ídolos y personajes desechables inventados según los tiempos políticos que corran, creándolos como anzuelos para mover a la mass media en la dirección y momento requeridos. Esto nos demuestra por otra parte, el fiel y cada vez más fuerte apoyo mutuo entre el gobierno en turno y una iglesia cada vez más desacreditada.

¿Servirá siquiera la estatua para sacar de la crisis al país malgobernado por Felipe Calderón, o bien para exonerar y bendecir al hábil empresario mexicano-español Juan Camilo Mouriño?



Tormentos

La soledad es insoportable, a solas conmigo mismo, a solas con mis pensamientos. No sé como distraerlos, como atontarlos para que no me atormenten. Surge entonces la rabia ante la impotencia, y la agresividad es un pequeño paso que doy en este estado. Sentirse solo y estar solo no es lo mismo, pero en mi caso, sí, me siento solo aún cuando no estoy solo, pero lo siento mucho más cuando esa soledad es también física. ¿Soy demasiado consciente de la realidad, y los demás viven en un sueño de idiotas del que no quieren despertar (cosa que no les reprocho), o soy yo el estúpido que cree ver demasiado, sin ver nada? Sea cual sea la respuesta, puedo decir que nunca he podido estar aquí y aún estando aquí, solo pienso en cómo salir, sin hacer ruido, sin que se note mi ausencia, como si nunca hubiera estado. Y de esa manera, sentir la ilusión de no haber existido nunca.

Emile Cioran

30 de abril de 2008

Mas vale pájaro en mano…

Gilberto Pizarro Pineda

Por lo general cuando veo una película o cuando termino de verla siempre me surgen incógnitas, claro esto dependiendo de el tipo de película que vea ya que algunas no causan ninguna inquietud en mi; una de las películas que hizo cuestionarme estupideces fue la de el joven manos de tijera (Edward Scissorhands), en la cual el personaje de Johnny Deep poseía en sus manos una especie de tijeras (para mi parecían más dedos de cuchillo y no manos de tijera); recordando el hecho de que Edward no podía asir cualquier objeto debido a sus cuchillos, me puse a reflexionar acerca de que otras actividades comunes y corrientes no podía realizar, preguntas como ¿Cómo hace para limpiarse la nariz? O peor aún ¿Cómo se limpia cuando va al baño? (pobre Edward para males los tuyos) eso pensé hasta que descubrí a su homónimo el joven manos de pene, el cual como bien lo dice el titulo de su película Edward Penishand si tiene manos de pene y no dedos de pene.

La película es una adaptación a la de Tim Burton solo que esta se puede considerar que contiene una trama un poco más profunda ya que como el titulo lo dice su contenido es pornográfico, cuenta con un sentido totalmente humorístico y con mejores actuaciones que las de cualquier novela pinchurrienta de Televisión. Esta fue filmada en 1991 en formato totalmente casero, escrita y dirigida por Paul Norman; la historia comienza cuando Patricia una vendedora de “dildos” (Alexandria Quinn) llega a una casa misteriosa y descubre a Edward Penishands (Sikki Nixx), Patricia lleva a Edward a su casa donde conoce a Susan (Jeanna Fine) de la cual se enamora; la historia es muy similar solo que con mas acción y situaciones divertidas como cuando Edward debe comer spaghettis, cuando se masturba, o las expresiones que remontan a la película original solo que con un hombre trifálico, expresiones muy al estilo de Johnny Deep (con los labios haciendo forma de trompa y succionándose lo cachetes, con la vista al aire y los ojos de melancolía), la película fue el inicio de una larga saga de Edwards Penishands, cada una con una historia distinta como una serie de aventuras. Como en toda película porno jamás nos enteramos si Edward adquirió ETS en alguno de sus múltiples miembros (he ahí una nueva interrogante).

I think it was either Tim [Burton] or John Waters who sent it to me. It might have been both. Tim and I were both quite proud they decided to do that. It was low budget and cheesy, but it was hilarious to watch. Those hands...they served him well.

Tim Burton se la envió a Johnny Deep y el al verla dijo que le pareció una película muy cómica. Si les entro curiosidad de verla aquí les dejo unas ligas a rapidshit donde la podrán descargar (comentarios).


25 de abril de 2008

Lugares Malditos


“La vida es una porquería; el mundo es un lupanar, los hombres son unos granujas”.
Isak Babel


Me cagan los lugares de moda. A donde la gente va a ser vista. A esos bares donde todos se parecen. El mismo pantalón, la misma blusa de las viejas, el aroma de moda, la bebida azul o morada que toda la bola de puñales pide. Las pinches canciones de toda la vida, los pseudosmúsicos complaciendo al gentío que pide las mamadas de siempre. Si no es la insoportable chispa adecuada, es la ñoñada de la célula que explota, o sino la infame vasos vacíos, algunos más rucos, se les escuchará gritar yesterday, o la cagante hotel california. Lugares donde la muchedumbre en lugar de ir a beber en paz, y aprovechar para descansar todo el peso que carga el alma, va a gritar, a escandalizar, a farolear, a ligar (que hueva), a bailar como idiota, a saludar al gerente para demostrar su popularidad. En fin, cada quien.


Yo prefiero los lugares donde nadie me conoce. Lugares donde el rostro de la mujer es amargo, es rencoroso, es comprensivo, es esperanzador, es de amenaza. Ellas no necesitan ropa de moda. Es más, no necesitan de ningún tipo, les estorba, les molesta, las acalora. Si acaso algún vestido elegante. Les basta con sus tacones brillantes, altos, mágicos, peligrosos. Prefieren mostrar sus cuerpos tal cual, sus vaginas mil veces penetradas, sus nalgas manoseadas y acariciadas hasta el hartazgo. Su desnudes sin importar su flacidez, su redondez. No hay cabida para los prejuicios.


Aquí la música no es para berrear babosadas, es tan importante, que he conocido mujeres que casi se han matado por x canción, que han mandado embrujar a sus propias compañeras, por no respetar melodías exclusivas. La música y el ritmo se convierten, antes del cuerpo y del sexo, en el principal atractivo.


Aquí los olores cuentan, ellas tienen un olfato agudo, mejor que los perros. El dinero desprende un aroma perverso, sublime, sutil. Saben si eres un pobre diablo, con dosquetres olfateadas. No hay olores hipócritas, ni dulces, ni suaves, ni pulcros Al contrario, huele a sudor, a grasa, a perfume barato, a saliva, a axilas, a ingles, a recelo.


Cuidado con las miradas, las hay de todo tipo; de angustia, de pena, de venganza, de desconfianza, de interés, pero las peores son aquellas miradas inexpresivas, opacas. En ésta pocilga, sobran los bebedores de espaldas encorvadas y cabezas gachas. Creo que en este lugar sí hay mujeres y hombres que palpan a diario la sensatez, se han dado cuenta que la vida es un porquería. ¿Por qué abran de sentirse orgullosos? Rara vez me he topado con hombres escandalosos por éste rumbo, seguro que los hay, pero esos duran poco, “Aquí no somos tolerables. Sino trae dinero, no toque chichi. Y si solo viene a echar desmadre, mejor jálese al putero de enfrente”, reza el letrero de la entrada. Aquí conocí a Estrella. Aquí conocí lo que es el amor. Aquí supe que sí existe. Aquí me hice generoso. Aquí trabaja “el Morris”, que en sus descansos libres, quema ratas vivas. Aquí le pagué 10 diez mil pesos ésta noche para que matará a la puta que tanto desmadre ha causado a éste pobre infeliz. Aquí, en el bar familiar “Las Caricias”.