Isak Babel
Yo prefiero los lugares donde nadie me conoce. Lugares donde el rostro de la mujer es amargo, es rencoroso, es comprensivo, es esperanzador, es de amenaza. Ellas no necesitan ropa de moda. Es más, no necesitan de ningún tipo, les estorba, les molesta, las acalora. Si acaso algún vestido elegante. Les basta con sus tacones brillantes, altos, mágicos, peligrosos. Prefieren mostrar sus cuerpos tal cual, sus vaginas mil veces penetradas, sus nalgas manoseadas y acariciadas hasta el hartazgo. Su desnudes sin importar su flacidez, su redondez. No hay cabida para los prejuicios.
Aquí la música no es para berrear babosadas, es tan importante, que he conocido mujeres que casi se han matado por x canción, que han mandado embrujar a sus propias compañeras, por no respetar melodías exclusivas. La música y el ritmo se convierten, antes del cuerpo y del sexo, en el principal atractivo.
Aquí los olores cuentan, ellas tienen un olfato agudo, mejor que los perros. El dinero desprende un aroma perverso, sublime, sutil. Saben si eres un pobre diablo, con dosquetres olfateadas. No hay olores hipócritas, ni dulces, ni suaves, ni pulcros Al contrario, huele a sudor, a grasa, a perfume barato, a saliva, a axilas, a ingles, a recelo.
Cuidado con las miradas, las hay de todo tipo; de angustia, de pena, de venganza, de desconfianza, de interés, pero las peores son aquellas miradas inexpresivas, opacas. En ésta pocilga, sobran los bebedores de espaldas encorvadas y cabezas gachas. Creo que en este lugar sí hay mujeres y hombres que palpan a diario la sensatez, se han dado cuenta que la vida es un porquería. ¿Por qué abran de sentirse orgullosos? Rara vez me he topado con hombres escandalosos por éste rumbo, seguro que los hay, pero esos duran poco, “Aquí no somos tolerables. Sino trae dinero, no toque chichi. Y si solo viene a echar desmadre, mejor jálese al putero de enfrente”, reza el letrero de la entrada. Aquí conocí a Estrella. Aquí conocí lo que es el amor. Aquí supe que sí existe. Aquí me hice generoso. Aquí trabaja “el Morris”, que en sus descansos libres, quema ratas vivas. Aquí le pagué 10 diez mil pesos ésta noche para que matará a la puta que tanto desmadre ha causado a éste pobre infeliz. Aquí, en el bar familiar “Las Caricias”.
4 comentarios:
sobre su texto lgares malditos señor mungia e parece muy intersante sobre todo como a cpor que me dado cuenta de su aficion por ee tipo de lugares y mas aun por las señoritas q en ellos laboran, pero creo que su nteres va mas alla de lo normal de lo cualcuier persona le puede gustar, en fin pero su texto es bueno e interesante, siga asi un grato saludo de su amigo MAICOL BRAVO.
sobre su texto lgares malditos señor mungia e parece muy intersante sobre todo como a cpor que me dado cuenta de su aficion por ee tipo de lugares y mas aun por las señoritas q en ellos laboran, pero creo que su nteres va mas alla de lo normal de lo cualcuier persona le puede gustar, en fin pero su texto es bueno e interesante, siga asi un grato saludo de su amigo MAICOL BRAVO.
Cada quien sus gustos, no hay por que criticar a la gente, que buena "literatura"
Después de casi 8 años viviendo en la ciudad de México y otras muy populadas no puedo mas que decir: NETA QUE SÍ. Soy paciente, pero aún siendo yo de Morelia hay cosas que parecen seguir igual como cuando era adolescente y decidí partir. Hay algo en el anonimato que te otorgan las grandes ciudades que te hacen simplemente sentir aversión a lo que pones. En fin.
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