25 de enero de 2010

Cristal


Capitulo III


Una semana de espera

Fue una semana de inquietud, intranquila, una semana de temores y nervios, de dudas; una semana de espera. Durante siete días, la pasé fatal, comía poco, no hablaba con nadie, hacía mucho ejercicio queriendo olvidar por un momento a Cristal, tuve un bajo rendimiento con mi equipo de futbol, no quería ir a la escuela y cuando iba no ponía atención. La más perjudicada fue Lili, estaba preocupada, mi humor era insoportable, había sufrido un drástico cambio.
Fue una semana larga, demasiado larga. No dejaba de pensar un minuto en Cristal; en sus ojos verdes, en su piel aceitunada, en sus exuberantes y perfectas caderas, en la suavidad de sus manos, en su tibio aliento. Al recordar aquellos breves instantes, cuando sus manos acariciaron mi pelo, mi pecho, las piernas; su nariz tocando mi cuello y su boca susurrándome cosas al oído, se me hacía un hueco entre las tripas, el mismo hueco que se hace cuando dejas pasar muchas horas sin comer. Pero no solo eso, mi mente se invadía de imágenes sexuales, de lujuria, de perversión y deseo. Mentiría si no dijera que abusé del poder de mi mano durante aquellos fatídicos días, pero eso estaba por cambiar. Y créanme que hay un abismo entre la monotonía mecánica de tu propia mano, y la textura, la suavidad, el olor, el sabor de una mujer…de una verdadera mujer. Aunque también debo confesar que no todo era lujuria, me consternaba su entorno y las personas que la rodeaban…, en el fondo, me preocupaba.

El bendito sábado

Cuando el sábado llegó, las dudas se incrementaron: ¿Se trataba de un sueño?, ¿de ser cierto, de existir Cristal, estaría dispuesto a sacrificar mi virginidad?, ¿no era el momento de echarme para atrás y no asistir a mi cita?, ¿acaso ella se acordaría de la cita con un adolescente desconocido y que su única virtud era un cuerpo monumental?
Lo que era cierto, es que en caso de aflojar de nueva cuenta ante las caricias pecaminosas de Cristal, –ante las garras de una mujer es difícil escapar, aún para los hombre más fuertes- me había informado, por lo que estaba preparado. No en vano me chuté varios libros de sexualidad, todo acerca sobre el sexo. Desde poner correctamente un condón, -cosa que practiqué con regularidad en mi casa-, por supuesto algunas posiciones indispensables, hasta como retrasar una eyaculación, la parte más importante era como satisfacer “candentemente a una hembra”. En teoría no era un novato, solo era cuestión de práctica. Maldita sea, ya me adelantaba a los hechos.
La cita era por la noche. Tomé una ducha y seguí los consejos que previamente había leído; “si deseas prolongar tú eyaculación, enjuaga más de 5 veces con agua fría desde tus testículos hasta los muslos de tus piernas, esto ayudará a mantener la sangre a temperatura ambiente”. Después me afeité, me puse la loción de mi padre, la misma que le había gustado a Cristal. Entre semana me compré una camiseta negra, de licra, era un tanto afeminada pero resaltaba extraordinariamente mi figura. En punto de las 8 de la noche me encaminé hacia la casa de Cristal. Iba preparado, hice un recuento de lo previamente leído: -“cuando sientas que ya no aguantas más, con tus dedos índice y pulgar, presiona con fuerza el glande”…, no corría peligro de enfermedades de transmisión sexual porque un día antes había pasado a salubridad pública por unos condones gratis, llevaba diez. En el trayecto me encontré con Edgar,
¿A dónde vas tan perfumadito?
Que te importa, -contesté secamente.
Uyy que humor…, no iras con la golfilla pillin, -dijo en tono burlón.
Sí y qué, ¿te da envidia?
Tranquilo maestro, solo que… que onda lo de mantenerte virgen hasta el matrimonio – rió el maldito.
Sigo creyendo firmemente en mantenerme casto y puro, -dudé.
No lo creo…, solo te doy un consejo, si es que hoy te la tiras…, ponte condón, antes deberás ir bien borracho, aguantas un chingo, te lo aseguro y si quieres durar más y, estés a punto de correrte, piensa en la panzona de doña Mago, la del pozole, siempre me funciona…
Deja de decir estupideces, me voy que se me hace tarde.
Espera, olvida lo de ponerte borracho, ya es tarde…te diré la técnica samurai, requiere disciplina, yo lo intenté y fui un fracaso; escucha, cuando vayas a eyacular, que sientas que ya no puedes ni un segundo, saca un momento tú sable, sácalo a respirar, que le dé el aire, mientras tanto tú deberás hacer lo mismo que él, respirar profundo, -Edgar exhaló exageradamente- después inhala, repite la misma formula hasta que logres el control… y lo encajas de nuevo. Es de disciplina y cuando la domimes volverás loca a cualquier yegua.
No tengo tiempo de escuchar idioteces, me voy. Después nos vemos. –Delineó una sonrisa maliciosa y solo añadió:
Suerte matador.
Di tres breves timbrazos frente a la puerta de Cristal. Esperé un par de minutos que se me hicieron eternos. Ella apareció con el teléfono en la mano, la miré vulgarmente de arriba abajo, sus preciosas y bronceadas piernas asomaban por debajo de unos blancos pantalones cortos, complementados con una camiseta azul cielo, tenía un rostro radiante, pícaro, agraciado y llevaba el cabello recogido en una cola de caballo.
Shavi, mi vida…, pasa corazón…, no te vas a morir pronto, estoy hablando ahorita con una amiga sobre ti…, espera, ponte cómodo, dame un minuto.
Me acomodé en el mismo sillón guinda que ochos días antes. Un minuto después Cristal volvió:
Creí que no vendrías Shavi mi amor, -joder que cariñosa mujer y eso que a penas me conoce, -pensé.
Soy un hombre de palabra, -argumenté.
Me gusta que hables como persona mayor.
Gracias, y a mi me gusta que me hables con tanto cariño y ese acento norteño…así le hablas a todos? –pregunté.
No, solo a personas especiales como tú, -volví a darle las gracias.
Tengo un regalo para ti, -dijo-, y de su bolso sacó un pequeño paquete forrado de rojo con un moño azul cristalino.
Ábrelo, -me incitó-
¿Un regalo? ¿a que se debe?... mi cumpleaños es hasta octubre.
Es un regalo y ya, anda ábrelo.
No puedo aceptarlo Cristal…, yo no te traje nada, y no me parece justo.
Bueno lo voy a abrir yo, -y Cristal comenzó a quitar la envoltura del paquete.
El regalo se trataba de la misma loción de mi padre, le volví a agradecer por el detalle. Después roció delicadamente la fragancia por mi cuello y volvió a repetir la misma escena que ochos días antes, olfateaba dando grandes inhaladas de la fragancia esparcida sobre mi cuello. Sus manos se pusieron intranquilas y recorrían desde mi pelo hasta mis pantorrillas. Estaba a su antojo. Yo me dejaba, estaba como esqueleto, no me movía. El problema surgió cuando su mano derecha intentó desabrochar el cinturón de mi pantalón. Le detuve la mano. Ella me miró sorprendida. Le regresé la mirada, una mirada dura y directa. Ella se alejó de mí y después agregó:
Hueles delicioso Shavi, ahora ya no tendrás que robarle el perfume a tu padre, - y dio un sorbo a un copa de vino de tinto que previamente había servido.
Pero dime Shavi, ¿a qué has venido? –no supe que contestar, y dije lo primero que se me ocurrió:
Vine, porque tú me has invitado.
Si, lo sé, ¿pero a qué? -mis nervios se hacían trizas.
Mmm…a conocerte.
A conocerme ¿cómo? ¿de que manera? –joder que insistencia, acaso esperaba que le dijera, “vine a ser seducido y a probar mi fuerza moral, y en caso de que me seduzcas; a perder mi virginidad y fornicar contigo”.
Podríamos ser buenos amigos, -me sentía completamente idiota.
Ya entendí, quieres que seamos amigos, solo amigos. Y si te dijera que me encantas y que quisiera…besarte… ¿qué dirías?
Me gustaría, pero debes saber dos cosas; en primer lugar tengo novia y nunca le he sido infiel; y en segundo lugar, soy virgen y así quiero mantenerme hasta el matrimonio.
Jajaja…ash Shavi, debes estar bromeando... ¿de verdad eres virgen?
Si, lo soy y qué. –contesté molesto.
Nada solo que…es raro en estos tiempos encontrar alguien de tu edad y que sea virgen…, pero sabes una cosa, no me lo hubieras dicho…uno de mis sueños es hacerlo con alguien virgencito… como tú…
No creo que te interese casarte mañana conmigo, -contesté irónico.
Me encantaría Shavi…pero no es necesario…esta bien no te preocupes no te presionaré…quieres algo de beber…mientras hablamos de nuestras vidas y me explicas eso de la virginidad.
Está bien.
La cirugía

Me sirvió un rico vino tinto. La siguiente hora conversamos fluidamente sobre temas varios, entre ellos el tema de la virginidad, a ella aquella idea le parecía lejos de ser anticuada, romántica. Durante el tiempo que conversamos, no se me ocurrió pertinente preguntarle sobre el chaparropanzón, su extraña actitud de ochos días antes, ni sobre sus amigas, mucho menos sobre la teoría que tenía mi amigo acerca de su profesión o trabajo.
De vez en vez nuestros cuerpos se tocaban tímidamente, a veces ponía su mano sobre la mía o me tocaba constantemente el pelo, haciendo circulitos. Me conmovió saber que estuvo enferma del corazón, a la edad de quince años -según ella- un soplo en el corazón estuvo a punto de arrebatarle la vida, por lo que fue sometida a una riesgosa y peligrosa intervención quirúrgica.
Tengo una horrible cicatriz Shavi, eso es lo peor. ¿quieres verla?, -le di un trago grande a la copa de vino y contesté titubeante que si.
A continuación, Cristal se paró, me haló para que hiciera lo mismo, se colocó enfrente de mí, puso las manos arriba y me pidió que le ayudara a quitarse su camiseta, olía delicioso, a coco piña… sujeté su camiseta y se la quité, debajo de esa camiseta se ocultaba una belleza extraordinaria, su piel color aceituna era mágica, un lindo brasier negro sujetaba dos perfectos volcanes, su mediana estatura me permitía ver perfectamente una abertura fina y delgada entres ese par de volcancitos. Después dio un giro hasta darme la espalda, -continúa-, -me dijo. Mis torpes e inexpertos dedos se hacían líos en desabrochar un simple brasier –joder eso no estaba en el manual-…de pronto se soltó y el brasier cayó al suelo…lentamente Cristal desprendió el sujetador que llevaba en su pelo, sacudió su cabellera negrísima que le llegaba a la mitad de la espalda, cuando se volvió hacia mi, por fin pude conocer a ese par de volcanes; morenos, redondos, en la punta de ellos había una aura, una aura oscura, sus pezones estaban erectos a punto de hacer erupción. Era la cosa más bella jamás vista.

El preámbulo

Sus ojos verdes se cruzaron con la mirada atónita y fascinada de mis ojos. Ella esbozó una sonrisa de malicia, tomó una de mis manos y la llevó hasta su pecho izquierdo, tibio y sedoso y de tamaño perfecto. Dócilmente me conducía por la circular cicatriz que redondeaba su teta izquierda; volvió a sujetar mi mano e hizo que tomara por completo su pecho…mi mano ahora se movía libremente por su seno, lo acariciaba lentamente, de vez en cuando daba pequeños apretones, como si se tratara de una esponja, pero aquello era mil veces mejor...
Escucha Shavi como late, ven pon tu oído aquí
Me conduje hasta ahí, unos constantes y fuertes latidos se escuchaban debajo de ese hermoso pecho. Después Cristal se pegó junto a mi, levantó mis manos y me quitó la playera, sus manos se envolvieron por detrás de mi espalda y su boca, sus labios rojos como el coral se entrelazaron con los míos, su lengua era jugosa y perspicaz, sus ojos verdes los mantenía más abiertos que de costumbre, le gustaba ver mis reacciones…mis manos recorrían torpe y dudosamente su cuerpo, no quería dejar de tocar sus pechos, cada vez más calidos, sentía que nunca más los iba a tener, creí por un momento que me abandonarían…, pero Cristal volvía a sujetarme las manos para que me diera cuenta que no solo sus tetas eran perfectas, llevó mis manos a sus nalgas, que eran duras y frías, muy frías…cuando su mano tocó mi pene, erecto y duro como una roca, intenté alejarme, aclarar mis pensamientos, enfriar la situación, sujetarle la mano para que parara, pero ya no pensaba claramente…ya era tarde…el “desliz” estaba por comenzar.
La virginidad, mi castidad, la integridad de la que tanto me enorgullecía se encontraba en una delgada línea…que pronto iba hacer rebasada.
Continuará…

1 comentarios:

Liliana dijo...

"Cuerpo monumental" jajajajaja
jajaj, Va muy bien he! Yo ya sabía que Shavi no iba a aguantar!! jajajajaaja